¿Cómo vas a transformar tu perfeccionismo en excelencia?

“El perfeccionismo no es una búsqueda de lo mejor. Es perseguir lo peor de nosotros, la parte que nos dice que nada de lo que hagamos será nunca lo bastante bueno.” Julia Cameron.

Ayer vi un episodio de la serie Modern Family en el que Claire quería hacer una foto de familia para recordarla en un futuro y quería que saliera todo perfecto. Quería que todos estuvieran de blanco involuto, colocados de una forma determinada, que se realizara un día determinado, con una luz concreta, contrató a un fotógrafo profesional, etc. Al final su padre Jay viendo la obsesión de su hija porque todo saliera perfecto, le dijo que para qué era tan perfeccionista si su familia no es perfecta y la vida no es perfecta. Le manchó de barro su camisa blanca involuta y todos los miembros de la familia se hicieron la foto manchados de barro. Al mandar Claire a su marido colocar la foto en su casa siguiendo sus instrucciones: un poco más a la derecha, un poco más abajo, hasta que al final la colocó, dijo: Me encanta esa foto, pero ¿eso que se ve ahí es un picotazo en el marco?

Viendo ese episodio me pregunté: ¿Qué beneficios tiene ser excesivamente perfeccionista?

 ¿Qué es el perfeccionismo?

Según la RAE un perfeccionista es “aquella persona que tiende al perfeccionismo” y define perfeccionismo como: “Tendencia a mejorar indefinidamente un trabajo sin decidirse a considerarlo acabado.”

Ser perfeccionista es una característica que creo que está bien valorada en el entorno laboral, es un rasgo relacionado con la excelencia y la calidad del trabajo. Pero a veces el excesivo perfeccionismo puede ser la causa de una gran insatisfacción.

Perfeccionismo, espada de doble filo.

Hay muchos profesionales que son perfeccionistas, creen que todo tiene que salir según lo planificado y que no pueden cometer errores.  Un perfeccionismo moderado permite ofrecer un trabajo de calidad, ser detallista, autoexigente, detectar los errores, imprimir un sello de calidad en lo que hacen.

Roedell (1984) dice: «en una forma positiva, el perfeccionismo puede proporcionar la energía motriz que conduce a grandes logros. La atención meticulosa a los detalles necesaria para la investigación científica, el compromiso que empuja a los compositores a continuar trabajando hasta que la música refleja los sonidos gloriosos que suenan en la imaginación, y la persistencia que mantiene a los grandes artistas ante sus caballetes hasta que su creación encaja con su concepción, todo resulta del perfeccionismo.»

¿Qué riesgos tiene ser excesivamente perfeccionista?

Cuando nada de lo que hacen les resulta perfecto, cuando no están satisfechos con la calidad de su trabajo, cuando no terminan un trabajo a tiempo debido a que lo revisan una y otra vez en busca de errores. ¿Cómo afecta a su productividad? ¿Qué ocurre cuando no se permiten cometer ningún error?

El perfeccionista excesivo busca un ideal y para conseguirlo desarrolla una gran autoexigencia que también exige a los demás. Juzga duramente todo aquello que se aparta de su ideal y pone el foco en lo que falta, en los errores, en lo que está mal, en lugar de poner el foco en lo que ha hecho y en las virtudes de su trabajo.

El perfeccionista tiene su propio nivel de exigencia. Si preguntas a un perfeccionista cómo quiere hacer un trabajo en un rango de 1-10 te dirá 10 u 11. ¿Quién te pide esa exigencia? ¿Cuál es el nivel de exigencia que te piden los demás? Si tu nivel de exigencia es de 10 y el cliente quiere un 7 puedes darle un 8 pero ¿Para qué le vas a dar a todos los clientes el 10?  ¿Cómo afecta a eso a tu efectividad? Si sólo tienes en cuenta tu nivel de exigencia posiblemente trabajarás más, gastarás más energía, más dinero, para ofrecer un trabajo que no va estar equilibrado en relación coste/beneficio.

Las personas excesivamente perfeccionistas desconfían de los demás, creen que no son tan buenos como ellos, por lo que supervisan y controlan todo el trabajo de sus colaboradores. Esto les supone mucho tiempo y esfuerzo, además crea desconfianza en su equipo, que repercutirá en la productividad y en el clima.

Los excesivamente perfeccionistas tienen dificultades para delegar porque creen que nadie lo va a hacer mejor que ellos y asumen más carga de trabajo, realizando tareas que no le corresponden.

Debido a su gran autoexigencia y rigidez cuando creen que algo no está algo perfecto, no ha salido como esperaban o no se corresponde con su ideal, se sienten frustrados, enfadados y reprimen esa emoción para ser perfectos de cara a los demás. Como el cuerpo habla y nunca miente suelen somatizar esa emoción en estrés y dolores de cabeza, espalda, bruxismo.

Al perfeccionista en exceso le cuesta celebrar sus logros y reconocer los de los demás. Debido a que nunca está satisfecho, no tiene nada que celebrar y si al final algo sale como esperaba, dirá: “es mi trabajo”.

Un exceso de perfeccionismo puede influir negativamente en su productividad ya que al esperar las condiciones concretas para que algo salga perfecto terminan procastinando esa actividad o incluso no se arriesgan a hacer algunas cosas por miedo al fracaso.

Te invito a ver este vídeo sobre el perfeccinismo de Bernabé Tierno.

¿Cómo ser perfeccionista y no morir en el intento?

Teniendo en cuenta la ley de Pareto: Con el 20% de tu tiempo puedes consiguir el 80% de tu trabajo y con el 80% de tu tiempo consigues el 20% restante ¿Qué beneficio tienes al dedicar tanto tiempo para conseguir ese 20% para llegar al 100% y ser perfecto?

  • Aceptación: Nada es perfecto y todo es perfecto a la vez. Todos somos imperfectos y por ello estamos en proceso de mejora continua. Acepta lo que no puedes cambiar y cambia aquello que dependa de ti.
  • Real/Ideal: El excesivo perfeccionista busca un ideal que no existe y al no conseguirlo se frusta. ¿Cómo de realistas son tus objetivos?
  • Perfección/Excelencia: Creo que la excelencia es posible, pero la perfección no. La lucha por la excelencia produce una sensación de logro y orgullo, mientras que el esfuerzo por la perfección lleva a la frustración. En lugar de hacer algo perfecto ¿Cómo puedes hacerlo lo mejor posible?
  • Fracaso/aprendizaje: Errores, divinos tesoros, necesarios para aprender y seguir mejorando.
  • Critica/elogio: ¿Para qué te criticas tanto? ¿Para qué pones el foco en lo que te falta en lugar de en lo que tienes? Erich Fromm dice: “Si con todo lo que tienes no eres feliz, con todo lo que te falta tampoco lo serás”.
  • Celebrar los éxitos: ¿Qué te impide celebrar tus éxitos?

Te invito a que revises tu manera de trabajar y cuando sientas la necesidad de perfeccionismo te preguntes:

  •  ¿Qué necesidad quieres cubrir?
  • ¿Quién te pide la perfección?
  • ¿Cómo te sientes?
  • ¿Qué resultados obtienes? ¿A qué coste?
  • ¿Hasta cuándo vas a seguir buscando la perfección?
  • ¿A qué tienes derecho? ¿Qué pasa si cometes un error?
  • ¿Cuál es el primer paso para darte ese derecho?

Dice un proverbio chino: «Un diamante con un defecto es mejor que una piedra común que es perfecta.”

Todos tenemos nuestras propias grietas. Te invito a leer el cuento de la vasija agrietada.

¿Qué vas a hacer para transformar tu perfeccionismo en excelencia?

 

 

Publicado por Inmaculada Rodríguez.

Photo credit: «©iStock.com/BirgitKorber.»

 

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