¿Para qué te comparas con otras personas?

«Solo quien se valora y se respeta a sí mismo, sin compararse con nadie, logra el amor y el respeto de los demás.» Bernabé Tierno.

Paseando por la calle hace unas semanas oí una conversación de una madre con su hija. En esta conversación la madre comparaba a su hija con otras niñas del colegio y le decía: “Mira qué bien pinta Marta y tú qué es esto que has pintado”, Has visto qué bien baila María, te voy a apuntar a clases para que bailes como ella.” “A ver si se te pega algo de Alejandra que tiene muy buenas notas no como tú que pasas por los pelos”. Escuchando las cosas que le decía esta madre a su hija relflexioné: ¿Cómo se siente esa niña cuando la comparan con las demás? ¿Cómo afecta a su autoestima? ¿Cuál es su esencia? Cuando sea mayor ¿Con quién se comparará?

¿Para qué te comparas?

Dice Craig Sheffere: “No se puede comparar una manzana con una naranja. Esto causará una gran cantidad de problemas de autoestima.”

Existe una tendencia innata en los humanos a compararse los unos con los otros, parece como si tuviésemos un scanner con el detectamos cosas en los otros y nos comparamos con ellos. Hace 30-40 años esas comparaciones eran más fáciles ya que las personas se comparaban con su entorno cercano: familiares, amigos, etc. Pero ahora con este mundo tan globalizado puedes compararte con mucha más gente. Puedes compararte con ricos, famosos, exitosos y muchas veces sólo ves una pequeña parte de sus vidas, la que se muestra o la que te interesa ver, lo que puede generar ansiedad y frustración. ¿Soy tan guapa como….? ¿Soy tan exitosa como…..?

Si estás comparándote continuamente llegará un momento en que si no estás a la altura de los demás puedas confundir tu ideal de lo que quieres llegar a ser con la imagen de lo que quieres ser en comparación con el resto.

¿Cómo facilita Facebook esas comparaciones? Unos investigadores de la Universidad de Missouri han encontrado que el uso de Facebook puede conducir a síntomas de depresión si las redes sociales desencadenan sentimientos de envidia entre sus usuarios.  En la investigación se comenta que la gente suele colgar fotos sonriendo, fotos de sus maravillosos viajes, fotos de sus nuevas casas, fotos de sus logros, que pueden provocar sentimientos de envidia al compararse unas personas con otras y llegar incluso a la depresión.

¿Cuántas veces al día te comparas?

¿Cómo te sientes cuando te comparas con los demás?

¿Con qué criterios comparas? Es posible que estés comparando las fortalezas de otros con tus debilidades ¿Cómo es de justa esta comparación?

¿Para qué te comparas con los demás?

Creo que las creencias que tienes pueden generar determinados sentimientos que influyen en las relaciones que tienes.

Te invito a que pienses en una persona que haya conseguido algo que tú quieres conseguir y te genere un sentimiento de envidia. Piensa en otra persona que te genere un sentimiento de orgullo. Ahora piensa en otra persona por la que sientas admiración.

¿Qué creencias generan en ti cada uno de estos sentimientos?

Es posible que si sientes envidia te compares con esa persona, creas que no se lo merece, o que tú lo mereces más, quizás creas que eres inferior a esa persona.

Si sientes orgullo quizás creas que estás conectado/a con esa persona o que eres parte de ese éxito.

Si sientes admiración por esa persona quizás creas que tú tienes tu propio valor, creas que puedes mejorar tus cualidades. Quizás crees que puedes aprender de esa persona y tenerla como referencia.

¿Desde qué creencias actúas ante el éxito del otro? ¿Cuáles de esas creencias te limitan? ¿Cómo afectan tus creencias y sentimientos a tus acciones? ¿Qué quieres hacer con esas creencias?

Creo que cada persona es única e irrepetible. Cada uno tiene sus fortalezas y sus áreas de mejora. Puede ser que compararte con otros te sirva de motivación y te haga sentir bien:  “Si ha llegado hasta ahí yo también puedo conseguirlo”. Pero qué ocurre cuando la comparación con otros es sesgada y te hace sentir mal, cuando esa comparación te lleva a poner el foco en lo que no tienes, en lo que no has conseguido, en lo que no eres.

Te invito a que no te compares con nadie, céntrate en ti mismo/a, en lo que quieres, en lo que te importa, en aquello que te hace especial y pon tu energía al servicio de lo que es realmente importante para ti.

¿Quién eres? Como dice Marcus Buckingham, en algún momento “entre su infancia y hoy en día, y sin saber ni cómo ni por qué, la claridad se desvaneció y usted comenzó a prestar más atención al mundo que a su propia voz interior. El mundo le hablaba con voz fuerte y convincente, de tal manera que usted se resignó a someterse a sus exigencias”.

¿Cómo sabes si tu vida tiene valor? George kinder dice: “Todos llevamos dentro un ansia secreta. Un ansia que, a medida que pasan el tiempo y la vida, se convierte en un pesar secreto. Esta ansia es diferente para cada uno de nosotros, pues es la expresión personal anhelada en lo más profundo de nuestro ser. Nuestras vidas serán satisfactorias y valiosas en la medida en que podamos, cada uno de nosotros, llevar a cabo lo que se esconde en nuestro corazón”.

En lugar de compararte con los demás ¿Qué es lo que te importa a ti en la vida?

¿Cómo quieres que te recuerden tus amigos y familiares? Te invito a que apuntes algunas de las cosas que esperas que digan esas personas de ti cuando ya no estés.

¿Qué metas quieres alcanzar? ¿Qué pasos vas a dar para alcanzarlo?

Autoaceptación

El maestro budista Tulku lobsang dice: “Algunos no están acostumbrados a encontrar la felicidad en sí mismos y tienen que buscarla fuera de ellos. A veces somos adictos al exterior y dependemos del exterior.”

Te invito a hacer este ejercicio:

Mírate al espejo durante 3 minutos. ¿Qué ves?

Dite a ti mismo/a durante dos minutos qué cualidades tienes, qué cosas buenas ves en ti, qué cosas se te dan bien, cuáles son tus fortalezas.

¿Cómo te sientes?

Mírate y quiérete a ti mismo/a. Fíjate cómo lo hace esta niña.

Tal como dice Elsa punset: “La felicidad no es un estado estable, aparece y desaparece. El cuerpo y la mente no están preparados para ser constantemente felices sino para encontrar un equilibrio entre las luces y las sombras.”

Te invito a leer este cuento de la luciérnaga que no quería volar.

Dice Carl Roger: “Sólo cuando las personas se aceptan a sí mismas como son, son capaces de cambiar.”

¿Hasta cuándo vas a seguir comparándote? ¿Cuándo vas a empezar a brillar con tu propia luz?

Publicado por Inmaculada Rodríguez.

Photo credit: Inmaculada Rodríguez.

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